Un tema que suele preocupar tanto a los padres y madres como a sus hijos o hijas son los temas de estética. Es común que los más pequeños puedan tener las orejas más grandes y separadas de lo que se entiende como normal y esto suele crear un problema de inseguridad a causa de las burlas de los compañeros de clase en el colegio.

Para evitar esta situación, algunos padres deciden someterlos a una otoplastia o cirugía estética de orejas, que tiene como fin devolver la armonía del rostro pegando las orejas a la cabeza. Sin embargo, ¿cuándo es correcto tomar esta decisión, cuando el niño o niña comienza a sufrir insultos por este aspecto y su inseguridad comienza a crecer, o antes de que esta situación pueda darse y evitarla?

Es importante tener en cuenta lo que piensan y sienten los más pequeños y en caso de inseguridades, trabajar estas para fortalecer la autoestima, el auto valor propio y las emociones. A fin de cuentas, la otoplastia es una intervención quirúrgica, que si bien suele tardar 1 hora aproximadamente, se requiere de unos días más para su total recuperación y para que la inflamación remita. Por tanto, como padres o madres, hay que pensar bien qué decisión tomar en este aspecto.

De hecho, desde SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética) aconsejan a los padres observar y analizar cuál es el comportamiento por parte de sus hijos en relación a tener unas orejas más grandes, separadas o prominentes. “No se debe insistir en la cirugía hasta que el niño así lo desee. Aquellos niños que se encuentran a disgusto con sus orejas y quieren operarse, cooperan más durante la intervención y están más contentos con el resultado”, señalan.

Por este motivo, se recomienda, en caso necesario, llevar a cabo esta intervención entre los 6  y los 10 años de edad.